Originally published in The Clarinet 49/1 (December 2021). Printed copies of The Clarinet are available for ICA members.
International Spotlight
“International Spotlight” showcases perspectives from the global clarinet community. The Clarinet welcomes submissions from ICA country chairs and other members about historical topics, performance practice, pedagogy, people, institutions, clarinet conferences or festivals, and other trends in clarinet communities around the world; please send items to [email protected].
Panorama Histórico de la Enseñanza del Clarinete en Venezuela y la Academia Latinoamericana de Clarinete
Spanish Version
by David Medina Rodriguez
English version can be found here.
Son muchos los casos de clarinetistas latinoamericanos que fueron formados o capacitados en Venezuela, quienes se han presentado en diversos escenarios nacionales e internacionales dando cuenta de su nivel de formación técnico y artístico. El éxito logrado en la formación y capacitación de clarinetistas en Venezuela se debe a todo un proceso histórico que merece ser conocido.
Antecedentes
La primera evidencia registrada en datos documentales sobre la enseñanza del clarinete en Venezuela señala que alrededor de 1770 en las escuelas de música de Las Reducciones (asentamientos donde los españoles reubicaron a las poblaciones indígenas), los nativos aprendían a tocar instrumentos musicales como el violín, la flauta, el clarinete, entre otros. Sin embargo, el primer reporte que se tiene en cuanto a la enseñanza institucional del clarinete, data del año 1831 en Caracas, cuando, con el apoyo del General José Antonio Páez, se funda la Sociedad Filarmónica junto con la escuela de música teórica y práctica, donde impartieron clases de clarinete los profesores Luis Jumel y José Rivas.
En 1849, se creó la Academia de Bellas Artes junto con su Escuela de Música, financiada con recursos oficiales. Aunque no tenía cátedra de clarinete en sus comienzos, la labor de esta escuela aún se considera como el más grande esfuerzo en la época para formalizar la enseñanza musical. Más tarde esta Academia pasó a llamarse Conservatorio de Bellas Artes
en 1870 y luego Instituto de Bellas Artes en 1877.
En 1887, la Academia Nacional de Bellas Artes fue creada, con una cátedra para clarinete. El periódico El Diario de Avisos publicó el día lunes, 25 de julio de 1888: ¨El Joven M.A. Granado tocó con gusto y sentimiento un nocturno para clarinete acompañado por Bustamante, el pianista,” como parte de su evaluación en las clases de música y declamación de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Luego, en 1906, un clarinetista llamado Cayetano Martucci entró al Conservatorio de Música y Declamación cuando tenía sólo 12 años de edad. Pronto se uniría a la Banda Marcial Caracas, convirtiéndose en un renombrado clarinetista y luego en 1918 viajaría a Nueva York para perfeccionar sus estudios. Desde 1849 hasta 1945, la Academia de Bellas Artes cambió varias veces de nombre, desde Instituto de Bellas Artes, Academia Nacional de Bellas Artes, Conservatorio de Música y Declamación, Conservatorio Nacional de Música, Escuela Superior de Música, y como es conocida ahora, Escuela de Música José Ángel Lamas.
Para 1950, Oreste Denti fue profesor de clarinete en la escuela, seguido en 1964 por Alfonso Pagliuca, ambos profesores de origen italiano. Hasta este momento se sabe que el repertorio que se estudiaba principalmente eran los métodos Lefevre y Klosé. Según clarinetistas que estudiaron en esta época, la enseñanza académica del clarinete estuvo lamentablemente signada por un ambiente de rigidez y de superación personal clandestina, todo material usado diferente al establecido generaba disputas entre profesores y alumnos. En este contexto, vale la pena mencionar a Tíbulo Zambrano, quien estudió hasta el 5to año en la Escuela Superior de Música y en la búsqueda de superación personal, se convirtió en el primer clarinetista venezolano en obtener una titulación en Clarinete fuera del país, graduado en el Conservatorio de Música Santa Cecilia de Roma en el año 1971.
Desde el siglo XIX hasta 1970, el clarinete fue enseñado entre las diferentes bandas cívicas y escuelas militares, en las sociedades filarmónicas, en clases particulares y en la Escuela Superior de Música “José Ángel Lamas”, la cual para el momento era el único lugar para cursar los estudios académicos del clarinete, la única institución en el país donde se podía egresar como Profesor Ejecutante del Clarinete.
Después de 1970 hubo un notable proceso de creación y transformación de los institutos y escuelas de música en Caracas, como la Escuela de Música Juan Manuel Olivares (1945), la Escuela de Música Lino Gallardo (anteriormente Escuela Nacional de Folklore desde 1963), la Escuela de Música Prudencio Esaá (1970), la Escuela de Música José Reyna (1970), la Escuela de Música Pedro Nolasco Colón (1971), Conservatorio Nacional de Música Juan José Landaeta (1971).
En este sentido, es importante destacar que en 1974, el Maestro José Antonio Abreu comienza a desarrollar el Proyecto de Orquesta Sinfónica con jóvenes venezolanos. Como fue mencionado en mi artículo previo con Ricardo Dourado Freire en The Clarinet, Abreu y ocho jóvenes músicos estudiantes comenzaron a reunirse a finales de 1974 para desarrollar sus ideas. El primer ensayo se llevó a cabo el 12 de febrero de 1975, y 11 músicos estaban reunidos en un pequeño salón en la Escuela de Música Juan José Landaeta. Fue un comienzo difícil, pero Abreu creía que podía construir una orquesta, y con cada ensayo más personas aparecían para tocar con ellos. La Orquesta debutó oficialmente el 30 de abril de 1975; en ése concierto, la sección de clarinetes incluía a Eduardo Salazar, Pedro Naranjo y Leonel Mendez. Esta orquesta es conocida hoy en día como Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.
En 1979 el proyecto de Abreu fue registrado como: Fundación del Estado para las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV), y ocurre la proliferación de orquestas por todo el Territorio Nacional, lo que conocemos hoy como “El Sistema”
Dentro del naciente proyecto, el maestro José Antonio Abreu logró la creación del Conservatorio de Música Simón Bolívar, con la necesidad de crear un centro académico donde fuese posible ampliar la formación académica de los miembros de la orquesta. Más tarde; en 1985, fue creado el Instituto Universitario de Estudios Musicales IUDEM, que funcionó en las instalaciones del Conservatorio de Música Simón Bolívar. La continuación de los estudios a nivel de maestría en la Universidad Simón Bolívar, fue finalmente implementada en 1996 en la Universidad Simón Bolívar. La creación de todas estas instituciones musicales marcaron nuevos horizontes en el estudio formal del clarinete en Venezuela.
Una nueva historia en la enseñanza del clarinete
Es a partir del año 1980, cuando comienza en la ciudad de Caracas una nueva historia para el clarinete en Venezuela. Sin menospreciar los acontecimientos musicales que paralelamente ocurrían en otras ciudades del país, como por ejemplo la presencia de profesores extranjeros en el Estado Zulia que participaban como integrantes de la Orquesta Sinfónica de Maracaibo, orquesta que en 1983 fue declarada “Patrimonio Artístico de la Nación” por ser considerada la mejor de América Latina para ese momento. Sin embargo, Caracas ha sido históricamente el centro de la actividad académica y artística de todo el país; y la ciudad con mayor número de músicos, profesores y estudiantes. Aún en 1985, Caracas tenía la única institución a nivel nacional donde se podía obtener un título de Educación Superior en Clarinete. Por esta razón, se hace necesario poner nuestra mirada a los acontecimientos musicales que marcaron la pauta en esta ciudad, y que pronto aportaron e influenciaron al desarrollo musical en toda la nación.
Antes de los años 80, ya habían maestros clarinetistas italianos, polacos, holandeses, españoles, que habían arribado al país luego de la Segunda Guerra Mundial, así como maestros de origen latinoamericano. El panorama en el ámbito del clarinete estaba marcado básicamente por la arraigada escuela italiana y las nuevas tendencias para la enseñanza y la ejecución del clarinete traídas por los clarinetistas norteamericanos. A esto se une la inquietud de algunos jóvenes estudiantes que desde mediados de los años 70 tuvieron la oportunidad de viajar fuera del país y experimentaban un despertar respecto a la información mundial del clarinete, como por ejemplo, la incorporación de nuevos métodos y obras del repertorio universal.
Para 1980, había en Caracas dos importantes representantes de el clarinete, ambos italianos: Alfonso Pagliuca, solista de la Banda Marcial Caracas; y Giuseppe Gai, solista de la Orquesta Sinfónica de Venezuela; quienes también aparecían como profesores en los libros de registros de diferentes escuelas de música.
Por otro lado, una de las orquestas ya existentes en Caracas en 1980 fue la Orquesta Filarmónica de Caracas, la cual era casi en su totalidad constituida por músicos extranjeros, en su mayoría norteamericanos; la sede principal de esta orquesta fue llamada el Conservatorio Filarmónico.
Entre los clarinetistas en este grupo podemos mencionar a John Fullam (quien fue solista de la Buffalo Philharmonic Orchestra), William Hudgins (Bill), actualmente principal Solista de la Boston Symphony Orchestra, Bernadette Mathews (Bernie), Randall Griffiths (Randy) y Mark Friedman. Friedman, quien para los clarinetistas venezolanos, llegó a Venezuela para quedarse y aportar en la enseñanza de clarinetistas en diferentes instituciones musicales de Caracas desde su llegada en 1981 hasta su regreso a los EEUU en 2018.
Cabe mencionar que para este momento de 1980, se había perdido el interés por estudiar en las escuelas de música con miras a ser profesional; las personas que querían avanzar en el clarinete usualmente iban a recibir clases particulares o se integraban al proyecto del Maestro José Antonio Abreu. Probablemente debido a que los maestros existentes ya se estaban jubilando, avanzados en edad o se habían quedado desactualizados en la información; la novedad que había en cuanto a repertorio, boquillas, cañas y nuevos modelos de instrumentos; la traían los jóvenes maestros extranjeros que venían por temporadas a las orquestas Filarmónica y Municipal de Caracas.
El Desarrollo de una Escuela
Entrevistas realizadas a clarinetistas estudiantes entre los años 70 y 80 en Caracas mencionan que el suceso más importante para la enseñanza académica de clarinete en Venezuela fue la llegada del maestro Luis Rossi a Venezuela en 1980, luego que fuera invitado para reemplazar al maestro italiano Giuseppe Gai como solista en la Orquesta Sinfónica Venezuela.
Rossi abrió los ojos de algunos jóvenes clarinetistas venezolanos y marcó para ellos la modernidad del clarinete en el país.
La fila de los jóvenes clarinetistas venezolanos de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, dirigida por el maestro José Antonio Abreu, carecía de una enseñanza sólida para la ejecución del instrumento. En aquellos años había un conflicto, una especie derivalidad entre las escuelas en relación a la técnica, y es en ese contexto en el que llega Luis Rossi, después de ser invitado para dar clases a los clarinetistas de la orquesta del Conservatorio Simón Bolívar a través de las recomendaciones de sus colegas, el argentino oboísta Lido Guarnieri y el uruguayo fagotista Filiberto Núñez. Las primeras visitas de Luis Rossi para tocar y dar clases a los clarinetistas de la orquesta, fueron organizadas por Eduardo Salazar, quien para ese momento era el Primer Clarinete de la orquesta e impartía clases a la primera generación de clarinetistas del Sistema.
Luis Rossi era un joven y competente clarinetista lleno de cultura musical, tanto de su país natal (Argentina), donde frecuentemente se presentaba en el Teatro Colón, y Europa (Inglaterra), donde recién había culminado sus estudios. Aunque al principio muy pocos clarinetistas confiaron en él, hoy, los clarinetistas venezolanos reconocen que Luis Rossi fue el maestro más capacitado para enseñar la embocadura, el uso de la garganta, el uso de la lengua, la respiración, la calidad del sonido, la emisión de aire, la reparación del instrumento, detalles de construcción, la combinación de equipo como caña, boquilla y abrazadera; proponiendo una forma sólida de tocar el clarinete, siendo su principal discípulo Valdemar Rodríguez.
Rossi abrió las puertas del repertorio del clarinete en Venezuela en un tiempo en el que apenas se conocían los Conciertos de Weber, Mozart y algunas sonatas de Brahms. Fue quien por primera vez en Venezuela tocó Theme and Variations de Rossini, Premiere Raphsody de Debussy, Three Pieces for Clarinet Solo de Stravinsky, las sonatas de Brahms, Quartet for the End of the Times de Messiaen, los conciertos de Stanford y Corigliano; así como el estreno de innumerables obras de compositores latinoamericanos entre los que se destaca Blas Emilio Atehortúa.
Bajo la tutela de Luis Rossi, en la fila de clarinete de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, surgió un cuarteto de clarinete integrado por Valdemar Rodríguez, Alejandro Montes de Oca, Carlos Mujica y Eloy Salgado. El grupo tocaba un repertorio de alta exigencia para un cuarteto de clarinete, presentándose en escenarios internacionales en el año de 1986, incluyendo Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile. Este primer cuarteto de clarinetes fue nombrado “Chalumeau”. Dos años más tarde, y siguiendo esta línea, Rodríguez estimuló a cuatro de sus alumnos para formar el “Cuarteto de Clarinete de Caracas” con Jorge Montilla, Orlando Pimentel, Victor Salamanqués y Carlos Bello, quienes realizaron innumerables conciertos por Asia, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Fueron producidos álbumes e importantes compositores fueron inspirados a crear nuevas obras para este ensamble.
En 1987, desde el corazón de la fila de clarinetes de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, y con la iniciativa de Valdemar Rodríguez, se organizó el Primer Festival de Jóvenes Clarinetistas Venezolanos, donde se tocaron obras importantes como el Concierto KW 622 de W.A. Mozart, la Premiere Rapsodia de Debussy, Manevich Concerto y el Concierto #1 de Spohr, obra que, hasta ese momento, ni se soñaba que algún artista venezolano menor de 25 años pudiera tocar en vivo. Cabe destacar que en ese mismo año la audiencia latinoamericana escuchó por primera vez el Concierto K622 de W.A. Mozart en su versión original para Clarinete Di Bassetto, en el Teatro Colón de Buenos Aires, ejecutado por Valdemar Rodríguez.
Gracias a la visita continua del maestro Luis Rossi a Venezuela, a las iniciativas y tenacidad de Rodríguez junto con otros colegas y al especial apoyo del maestro José Antonio Abreu; se constituyó la base para el desarrollo de la enseñanza y la ejecución del clarinete en cada núcleo del sistema de orquestas desplegado por todo el territorio nacional. También, entre los años 1987 y 2013 se realizaron 10 Festivales internacionales de clarinete en Venezuela, que probablemente fueron los primeros festivales de clarinete de gran envergadura en latinoamérica.
La Academia
Mientras Valdemar era el clarinete solista de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, era también apasionado por la enseñanza del clarinete, como describió Luis Rossi:
…Ocurría que Valdemar daba clases en países de latinoamérica, y me llamaba por teléfono diciendo… “Aquí no saben la respiración, ni como poner la boca”…y toda esa información del panorama latinoamericano que él tenía, lo impulsó a formar la Academia Latinoamericana de Clarinetes, que resultó ser una idea maravillosa, y sobre todo en la manera que se hace con tantos maestros invitados que vienen a Venezuela a aportar sus conocimientos; yo creo que es algo único, que no existe en ningún otro país que yo conozca en Latinoamérica, no existe otra academia así…
Así, el maestro Valdemar creó dentro del Sistema de Orquestas, la Academia Latinoamericana de Clarinetes con alumnos de Venezuela y de Latinoamérica, que viajaban a Venezuela para capacitarse con un equipo de profesores venezolanos de alto nivel y participar de las diferentes actividades realizadas con maestros internacionales. De tal manera, Valdemar ha sido reconocido internacionalmente como uno de los principales formadores de clarinetistas latinoamericanos; la mayoría de ellos en la actualidad cumplen roles importantes como artistas, solistas en bandas y orquesta sinfónicas, grupos de cámara y profesores en conservatorios y universidades del clarinete a lo largo de las américas.
En los últimos años, las Academias creadas en el Sistema de Orquesta tuvieron un cambio significativo tanto en las estructuras que las conformaban como en su nombre, tal es el caso de la Academia Latinoamericana de Clarinete, desaparece su nombre y estructura para llamarse Escuela Nacional de Clarinete con otra visión y liderazgo.
Un Renacer
A pesar de grandes dificultades en el panorama que actualmente se vive en Venezuela, y su pase a retiro después de 40 años de servicio en el Sistema, la pasión de Valdemar Rodríguez por la enseñanza del clarinete aún sigue vigente. Hizo renacer la Academia como un proyecto privado el 17 de septiembre de 2019, el día del cumpleaños de Luis Rossi, esta vez lleva por nombre Academia Latinoamericana de Clarinete “Luis Rossi”. Él espera mantener un legado que por más de 30 años se ha constituido con un nivel técnico y artístico de reconocimiento internacional, y sobre todo, honrar al fundador y mentor de este hecho maravilloso en la historia del clarinete en Venezuela y Latinoamérica, el Maestro Luis Rossi.
Endnotes
1 Ricardo Dourado Freire and David Medina Rodriguez, “News from Latin America” (The Clarinet Vol. 42/3, June 2015), p. 82.
2 “Concierto de los ganadores,” La Prensa, November 13, 1987
3 Luis Rossi, interview by David Medina Rodriguez, 2006.
Sobre el escritor El clarinetista David Medina fue formado en el famoso programa social y musical venezolano conocido como El Sistema. Obtuvo su licenciatura en ejecución del clarinete en el Instituto Universitario de Estudios Musicales en Caracas, estudiando con Valdemar Rodríguez y una maestría en ejecución del clarinete en la Universidad Simón Bolívar de Venezuela con Luis Rossi. Durante 17 años fue el clarinete principal de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, tocando y grabando bajo la batuta del maestro Gustavo Dudamel y muchos otros renombrados directores. Actualmente, David Medina es el clarinete solista de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y profesor del Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile.