Originally published in The Clarinet 48/3 (June 2021). Printed copies of The Clarinet are available for ICA members.
Pedagogy Corner
Escucha con atención: el legado de Roberto Mantilla Álvarez
Por Phillip Paglialonga
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La música es una experiencia auditiva única. No puedes tocar la música ni saborearla. Hacemos nuestro mejor esfuerzo para representarla gráficamente pero, sin importar cuánto nos esforcemos, nunca podremos transmitirla por completo sin escuchar los sonidos musicales.
En nuestra búsqueda por convertirnos en mejores músicos y clarinetistas, con demasiada frecuencia fallamos en involucrarnos completamente con la música, dentro de su propio mundo sonoro. Por supuesto, podemos aprender mucho sobre la música abordándola de otras formas, pero sugiero que deberíamos poner más energía en simplemente escuchar una interpretación excepcional.
El mundo moderno de hoy nos brinda más recursos de los que cualquier persona podría explorar por completo. Como resultado, creo que a veces olvidamos cuánto podemos aprender simplemente escuchando.
Hace una generación, Roberto Mantilla Álvarez (1932-2017) alcanzó un alto nivel de maestría musical al apoyarse casi por completo en su oído para guiarlo. Fue en gran parte autodidacta y pudo lograr un nivel notable de desempeño simplemente escuchando atentamente la interpretación de quienes lo rodeaban. Su historia es un recordatorio importante para cada uno de nosotros sobre cuánto podemos descubrir simplemente escuchando más atentamente. A continuación encontrarás extractos de una entrevista que le hice a mi querido amigo Javier Asdrúbal Vinasco sobre quien fuera su maestro. Vinasco se ha establecido como uno de los pedagogos de clarinete más importantes de Sudamérica y actualmente vive en Medellín, Colombia. Ha grabado extensamente, incluidas más de 100 obras de compositores latinoamericanos, y estuvo nominado al Grammy Latino.
Al leer la entrevista con Vinasco, verás cómo un músico humilde pero talentoso utilizó el poder de la escucha intensa y el trabajo arduo para convertirse en un clarinetista de clase mundial.
PHILLIP O. PAGLIALONGA: algunas personas que viven fuera de Colombia pueden no saber mucho sobre Roberto Mantilla, ¿podrías contarnos un poco sobre quién fue?
JAVIER ASDRÚBAL VINASCO: en mi opinión, es una verdadera joya desconocida para muchos fuera de mi país. Roberto Mantilla fue un gran clarinetista y profesor colombiano. Estudié con él por más de dos años. Enseñó en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá por mucho tiempo y falleció en 2017 a los 85 años de edad. Fue clarinetista principal de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, posición que ganó a los 21 años de edad. Después de la Segunda Guerra Mundial, un par de excelentes clarinetistas europeos trabajaron en Bogotá: Luigi Neroni, quien más tarde fuera principal de la orquesta de la Ópera de Roma; y Alfred Rose, quien posteriormente se convirtió en principal de la Wiener Symphoniker y profesor en Graz Musikhochschule. Rose fue contratado por la orquesta en Bogotá como segundo clarinete, razón por la que el maestro Mantilla nunca tomó clases con él (porque era su jefe de fila), pero cotidianamente escuchaba con atención su forma de tocar y aprendió mucho. Mantilla nunca tuvo un maestro muy renombrado de clarinete, fue principalmente autodidacta, pero Rose fue, sin duda, una gran influencia para él. En 1962, el maestro Mantilla, que hasta ese momento no había viajado al extranjero, se presentó al XI Concurso de la ARD en Múnich. Él usaba un instrumento en Si bemol marca Selmer, con la llave extra para obtener el Mi bemol grave, y tocaba con un vibrato muy ligero y sutil. En el jurado estaba Jack Brymer y entre los competidores Hans Deinzer y Karl Leister, entre otros. El maestro Mantilla avanzó a la ronda final, el primer premio del concurso fue declarado desierto, el segundo puesto fue para Karl Leister y el tercero para Mantilla. El año siguiente al concurso fue invitado a tocar como solista con la Orquesta Sinfónica de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en Washington DC y recibió ofertas de trabajo en Alemania y los Estados Unidos, pero decidió regresar a Colombia donde estuvo activo como clarinetista hasta que se retiró a los 65 años de edad.
POP: ¿Podrías hablar un poco sobre su estilo al tocar? ¿Crees que su enfoque ha tenido una influencia duradera en la forma en que tocan los clarinetistas en Colombia hoy en día?
JAV: Desafortunadamente, cuando estudié con el maestro Mantilla él ya llevaba 3 años retirado, por lo que nunca pude escucharlo tocar en vivo. Aunque acostumbraba tocar breves ejemplos en las clases, debo decir que, lamentablemente, no puedo comentar mucho sobre sus actuaciones. Sin embargo, puedo hablar de los valores musicales que me enseñó. En cuanto a su influencia en Colombia, sé que fue muy respetado en su época; sin embargo, observo que ahora, a más de dos décadas de su retiro, los estudiantes e incluso los clarinetistas profesionales saben poco o nada sobre él. He pensado tres posibles razones que quizás podrían explicarlo: 1) Una vez que se retiró de las orquestas, el maestro dejó de tocar y tuvo muy pocos alumnos privados; 2) No tuvo una carrera internacional, lo cual es muy importante para ganarse el respeto en Colombia; y 3) No es una práctica común en Colombia preservar la memoria del pasado o el legado de una persona destacada, como se hace comúnmente en otros lugares.
POP: ¿Cómo fueron tus clases con Mantilla? ¿Qué tocabas para él? ¿Usaba ejercicios o métodos específicos?
JAV: El maestro Mantilla siempre enfatizó la importancia de escuchar con atención y practicar mucho. Esta fue la forma en que aprendió. Insistía en que el sonido era el aspecto más importante para un clarinetista. Era un perfeccionista, muy consciente del ritmo y detallista en la articulación. También desarrolló muchas digitaciones alternativas para cada solo orquestal,
o pasaje difícil en los conciertos y sonatas. En las clases se valía de diferentes métodos y estudios, como los de Rudolf Jettel, Paul Jeanjean y Alfred Uhl. Entre sus ejercicios preferidos estaba tocar un grupo de pocas notas con diferentes ritmos, repitiéndolos de manera cíclica o tocando muy lentamente para perfeccionar el sonido de cada nota, una por una.
POP: Dado que muchos de nosotros fuera de Colombia no estamos familiarizados con su interpretación, ¿conoces alguna grabación que esté disponible?
JAV: Solo tengo una grabación del maestro Mantilla en la que toca el Concierto para Clarinete de Mozart. Recuerdo que una vez me contó que en su época las grabaciones en Colombia eran escasas y que siempre le habían decepcionado por su mala calidad. Me dijo también que en el archivo de la Radio Nacional había algunas grabaciones de sus presentaciones en vivo, pero la verdad no sé qué tan bien conservadas se encuentren.
POP: Cuando te encuentras con un clarinetista serio en Colombia, que hoy en día solo conoce la historia de su participación en la competencia de Múnich, ¿qué más le cuentas?
JAV: Esta es una pregunta muy importante. El legado de Roberto Mantilla, para muchas personas en Colombia, ha cambiado con el tiempo. Estamos tan alejados de su historia que olvidamos que era una persona real (se ha mitificado) y que su altísima calidad humana y humor eran parte importante de su maestría musical. Recuerdo que una vez, en una clase en su casa, me dijo: “Discúlpame, tengo que ir al banco por media hora, siéntete libre de tocar y practicar. Volveré pronto.” Sin yo saberlo, se hizo en la habitación de al lado y me escuchó estudiar. Cuando regresó conmigo, se disculpó y me dio algunos de los mejores consejos que he recibido sobre cómo optimizar mi práctica. Para mí, el legado de Mantilla es que enseñó, con el ejemplo, que todo es posible si se trabaja duro. No importa dónde vivas, o si tienes lo último en clarinetes, boquillas o accesorios; lo que importa es la disciplina, la determinación, el amor por la música y la ética profesional. La Colombia de las décadas de 1950 y 1960 se caracterizó por la escasez de lo necesario para hacer música de manera adecuada. Escasez de profesores, instrumentos, cañas, boquillas, abrazaderas, libros, grabaciones, así como de posibilidades de viajar al exterior y entrar en contacto con la corriente principal de la música clásica. Creo que, en este contexto, Mantilla fue como una flor en el desierto. En estas difíciles condiciones fue extraordinario. Solo una persona con una ética profesional muy alta, amor por la música y el clarinete puede superar su realidad e inspirar a otros a materializar sus sueños más audaces.
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En la preparación de este artículo pasé mucho tiempo tratando de descubrir alguna técnica o enfoque oculto que pudiera transmitir, en lugar de aceptar que Mantilla vivía en un tiempo y lugar muy diferente al nuestro. No tenía la abundancia de equipamiento para probar, ni siquiera el suministro interminable de cañas que ahora damos por sentado. Y, sin embargo, encontró formas de crear el sonido que quería.
Encuentro que la historia de Mantilla es increíblemente inspiradora y un recordatorio importante de que cada uno de nosotros puede encontrar mucho más musicalmente, simplemente tomándonos el tiempo para reducir la velocidad y escuchar con atención una interpretación excepcional cada vez que tengamos la oportunidad.
Nota del autor: gracias a Jairo Peña, Hernán Darío Gutiérrez y Carlos Saldaña por su ayuda brindando información y materiales sobre Roberto Mantilla.
ACERCA DEL AUTOR
Phillip O. Paglialonga es profesor asociado de clarinete en la Universidad del Norte de Texas y coordinador pedagógico de la Asociación Internacional de Clarinete. Más información sobre él en www.SqueakBig.com.